Muchas veces al hablar coloquialmente simplificamos conceptos utilizando las mismas palabras para situaciones y sobre todo actitudes del todo dispares. En este sentido no tiene nada que ver la venta una empresa por parte de un empresario que la venta de su participacion por parte de un socio financiero. Y no me refiero solo a la problematica emocional, si no a todo lo que le rodea.
Uno de los eufemismos mas divertidos en la jerga financiera es el de maximizar el valor, que no quiere decir otra cosa que vender lo mas caro posible, muchas veces sin importar las consecuencias. De hecho, una de las criticas mas solidas al sector es que muchas compañias se han visto abocadas a cierres, concursos de acreedores, EREs... simplemente porque fue apalancada en exceso en la ultima transaccion entre propietarios, independientemente de la actividad. Habitualmente se culpa de esto solo al comprador por poner muy poco dinero en relacion al montante de la transaccion, sin tener en cuenta que dicho apalancamiento es necesario para obtener una rentabilidad decente partiendo del precio minimo que el vendedor suele estar dispuesto a aceptar. Es decir, que dichas operaciones nunca deben cerrarse a dicho precio.
Sin embargo para un empresario la situacion es diferente. Naturalmente que quiere recibir la mayor cantidad de dinero posible, pero es consciente de los desequilibrios que una actuacion asi puede generar y suele poner condiciones, en especial, en cuanto al mantenimiento de la plantilla. Si a los pocos años la empresa cierra le duele como la perdida de un hijo. Si un capital riesgo consigue maximizar el valor y tras la venta la empresa cierra, friamente piensa que la culpa es del siguiente y puede que algo de pena le de. Al fin y al cabo su actuacion ha sido perfecta, ha conseguido unos magnificos resultados.
Y es que un empresario, especialmente familiar, desea que aquello que ha creado o ha recibido, que tanto esfuerzo le ha llevado, que tanto sacrificio familiar ha necesitado... subsista y poder legarselo a sus hijos. No es solo dinero, es su empresa. Sin embargo, a veces llegan momentos en los que todo aconseja vender: cuando la compañia requiere dar un salto que el accionariado actual no puede acometer, cuando no hay descendencia o no esta interesada en la empresa...
¿Y el emprendedor?. Es un proyecto de empresario. Uno, muy gracioso el, me suele decir que los queremos abducir, que tratamos de convencerles de que creen algo con mucho potencial y desarrollo futuro y que luego todos los accionistas vendamos para obtener el mejor precio posible (siempre vale mas una participacion cuando se vende toda la compañia que cuando se vende solo dicha participacion, salvo que no se genere ninguna sinergia), convirtiendoles en un participante mas de la economia del pelotazo. Dice que en parte somos los responsables de que las empresas no lleguen a masas criticas suficientes sin ser vendidas a grandes grupos, fundamentalmente extranjeros. Idea interesante pero facilmente rebatible.
Un amigo del sector tiene una teoria mas divertida todavia. Sostiene que el precio de entrada condiciona el de exit, y que por lo tanto en muchas ocasiones toda esta problematica viene dada porque el emprendedor quiere atesorar una mayor participacion inicialmente, lo cual lastra el desarrollo futuro.
Al final, desde mi punto de vista, todo esto no son mas que malentendidos. Lo importante es conocerse, dejar claras las posturas desde el inicio y tener todos en mente cuales son nuestros planteamientos y limitaciones. Porque, por lo menos el inversor financiero, requiere un exit.
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